Cómo gestionar la agonía en cuidados paliativos

Cómo gestionar la agonía en cuidados paliativos

Los profesionales de los cuidados paliativos y las familias de los pacientes con enfermedades terminales o crónicas somos conscientes de que, en estos casos, el tiempo es relativo. Cuando el equipo médico o el entorno de un enfermo da luz verde al comienzo de este tipo de tratamientos, ninguno conoce cuánto tiempo va a ser necesario. Lo que sí se sabe y todos los implicados tienen claro es el objetivo de esta atención médica especializada: asegurar el máximo bienestar y calidad de vida del afectado dadas las circunstancias y durante el tiempo que sea necesario.

Todo cambia cuando llegan los últimos días del enfermo, ese momento en el que su estado empeora súbitamente y en el que los profesionales solo pueden confirmar el fatal desenlace. Es lo que se conoce como agonía y los especialistas en cuidados paliativos también lo tenemos en cuenta en todos nuestros planes. Así es cómo afrontan y gestionan estos momentos finales los profesionales de esta rama sanitaria como los que forman parte del equipo de Alborea.

Cuidados paliativos y agonía: la atención en las últimas horas del enfermo

Es muy difícil (por no decir imposible) predecir cuándo es el mejor momento para iniciar un tratamiento de cuidados paliativos. La llegada de la agonía, sin embargo, sí es un síntoma concluyente casi al 100%. Y es que, cuando un paciente terminal o crónico experimenta un notable deterioro de su estado de salud, los profesionales especializados saben que las próximas horas son las últimas.

Frente a ellas, lo más recomendable es reaccionar a tiempo y con todos los medios al alcance del equipo médico para evitar el mayor malestar posible a los enfermos y a sus familias. ¿Cuáles son las señales que ponen de manifiesto el comienzo de la agonía? Cansancio y debilidad extremos; pérdidas de conciencia; dolor; agitación; respiración ruidosa… En ocasiones, se presentan y se terminan de manera rápida; en otras ocasiones, pueden mantenerse durante varios días, hasta la última exhalación.

Ante estas situaciones, y una vez identificados los síntomas, la Sociedad Española de Cuidados Paliativos (SECPAL) recomienda:

 

  • Establecer un nuevo protocolo de atención, tanto para el paciente como para las familias. Ha llegado el momento en el que no es tan necesario utilizar todos los recursos para mantener al paciente estable, sino responder ante una nueva situación de urgencia. Además, en estas horas finales, los seres queridos son los que más sufren a nivel emocional.
  • Seguir unos cuidados básicos: cambio postural, cuidados de la piel y de la boca, retirada de sondas o sueros…
  • Revisar y adecuar la administración de fármacos. Lo primordial es mantener al enfermo tranquilo y alejar los sobresaltos o las preocupaciones de sus familiares. Existen medicamentos especialmente pensados para conseguirlo.
  • No descuidar el bienestar espiritual. Por ejemplo, asegurando la presencia de un sacerdote.
  • Acompañar a los familiares y darles las claves para que sepan cómo actuar en todo momento. Según el trato que hayan recibido los seres queridos del enfermo, sobre todo, durante estos últimos días de cuidados paliativos, podrán superar con más o menos éxito el uelo. Además de la asistencia psicológica y espiritual, es importante contarles qué hacer cuando llegue la muerte.